jueves, 8 de septiembre de 2011

La escucha nos reinventa día a día


MURRAY SCHAFER

"Actualmente se está necesitando una revolución equivalente entre los varios campos de los estudios sonoros. La revolución consistirá en la unificación de aquellas disciplinas que se ocupan de la ciencia del sonido y aquellas que se ocupan del arte del sonido. El resultado será el desarrollo de las interdisciplinas ecología acústica y diseño acústico".

La empresa del compositor canadiense es la de ordenar el entorno sonoro, apelando a una ecología sonora, pero con un trasfondo estético:
«para comprender lo que yo entiendo por estética acústica, consideremos al mundo como una inmensa composición musical que se desplegaría sin cesar ante nosotros».

El sonido es la "voz" de una sociedad, de un paisaje, de un medio ambiente. Si comprendemos los significados del sonido comprenderemos lo que un lugar, una sociedad están diciendo acerca de sí mismos. Si comprendemos el comportamiento del sonido podremos oír cómo una sociedad se comporta en relación con su medio ambiente. Si oímos nuestra propia audición, también podremos oír la manera en que nuestra propia producción de sonidos en la vida diaria influye sobre la calidad del paisaje sonoro.

R. Murray Schafer escribió: "Yo creo que el medio ambiente acústico general de una sociedad puede entenderse como un indicador de las relaciones sociales, de las cuales es consecuencia, y que a través suyo podemos conocer algunas cosas acerca de la dirección de desarrollo de dicha sociedad."

PASCAL QUIGNARD

Algunos sonidos, algunas melodías dicen en nosotros qué “antiguo tiempo” hace hoy en nosotros.

Hay en toda música preferida un poco de sonido antiguo agregado a la música misma. Especie de música intercalada que descalabra el suelo y se dirige en seguida a los gritos que padecimos cuando ni siquiera nos era posible percibir su origen, y sin que nos sea posible nombrarlos. Sonidos no visuales, que ignoran para siempre la vista, deambulan en nosotros. Sonidos arcaicos nos persiguieron, Aún no veíamos. Aún no respirábamos. Aún no gritábamos. Oíamos.
La audición prenatal prepara el reconocimiento postnatal de la madre.
Desde el primer instante los sonidos estremecen al recién nacido, modifican su ritmo respiratorio, su aliento, es decir, su alma, transforman su ritmo cardíaco, inducen al parpadeo y los movimientos desordenados de todos sus miembros.
Desde el primer instante la audición de los llantos de otros recién nacidos despierta su propia agitación y lo induce a derramar sus propias lágrimas.

Oír es obedecer. En latín escuchar se dice obaudire, que derivó a la forma castellana obedecer. La audición, la audientia, es una obaudientia, es una obediencia. Los sonidos que el niño oye no nacen en el instante de su nacimiento. Mucho antes que pueda ser emisor, comienza a obedecer a la sonata materna.

LLORENC BARBER
Somos cuanto escuchamos. La escucha nos reinventa día a día.
HOMO AUSCULTANS: la actividad más blanda y persistente de nuestro vivir - la escucha - testifica la transitoriedad permanente y profunda que somos y que es cuanto nos rodea.
HOMO SONORUS: pero también somos lo que sonamos: emitimos "signa", señales. y entre los sonidos que generamos, el más íntimo es aquel que nace dentro de ese cajón que somos.
HOMO PHONICUS, fonamos. somos nuestros pliegues - aireados y húmedos - fonan, emiten phonos que son "signa" de desastroso "yo" mal sentado en este cosmos.
HOMO URBANUS: para vivir, construimos seguridades que amontonamos apoyándose las unas a las otras, formando calles y plazas, esto es pueblos y villas que cuando abultan se visten de mayores y las llamamos ciudades. y también tienen voz, también rugen desprediendo "sonido y furia" (la ciudad áfona y monótona)

HOMO SILENS silencios mudos, espesos, tranquilos, expectantes, secos, amargos, de séptimo sello, sombríos, vacíos y estruendosos entre otros muchos
HOMO MUSICUS: para que nunca jamás volvieran los malos tiempos de piedra y opacidades ordenaron fundir - ARS INCOGNITA - vasos de bronce de muy plateado y suculento sonido-nido-ido-do-oh, y se les recomendó la dulce y esforzada tarea de sacralizar las brisas y de husmear los registros de memoria humana de forma que oir campanas.
FRANK ZAPPA

Un compositor es un tipo que da vueltas a crear insospe­chadas moléculas de aire... ¿Quieres ser un compositor? Ni siquiera es necesario que sepas escribirlo. El material que queda por escrito no es más que una receta. Si puedes pensar en el diseño, pue­des ejecutarlo; es sólo un haz de moléculas de aire, ¿quién lo comprobará sino tu mismo?
Sigue estas instrucciones:
1 . Declará te intención de crear una "composición".
2. Empieza una pieza en algún momento.
3. Haz que algo suceda en un período de tiempo (no im­porta lo que suceda en tu "agujero de tiempo": para decir­nos si es bueno o no tenemos a los críticos, así que no te preocupes por esa parte).
4. Termina la pieza en algún momento (o déjala fluir y dile al público que es una "obra en progreso").
5. Consigue un trabajo de medio día, para poder seguir componiendo obras como ésta.”



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