Sinestesia significa “unión de sensaciones”, mezcla de percepciones de varios sentidos diferentes, produciendo efectos tales como ver los sonidos, oír los colores o tener sensaciones gustativas al tocar un objeto. Según algunos investigadores, nuestra capacidad creativa parece estar relacionada con ella.
La sinestesia es, también, una figura literaria que, además de la mezcla de sensaciones, asocia percepciones procedentes de los sentidos físicos con emociones y sentimientos.
Hay precedentes de su uso en la literatura clásica. Fue utilizada sobre todo por los escritores barrocos, pero fueron los poetas simbolistas quienes la pusieron de moda. Se interesaron por ella pintores como Kandinsky, músicos (Alexander Scriabin, Olivier Messiaen ), narradores (Vladimir Nabokov), o poetas (Arthur Rimbaud).
Encontramos referencias en la antigua China o Persia; en Pitágoras; en Aristóteles; en Kepler (armonías del mundo); en Newton, que en 1704, en su tratado de óptica, correspondía el espectro del color y las notas de la escala musical; Luis Bertrand Castel, con su clavecín oculaire; incluso Darwin se interesó por ella.
La sinestesia ha sido considerada también, en los tratados de estética, como relación entre las distintas artes.
Es una característica de las artes y ciencias antiguas, tradicionales e indígenas que establecen sistemas de correspondencias entre los distintos sonidos, símbolos, mitos, sensaciones, etc. En la India, por ejemplo, los modos musicales se relacionan con distintos colores, sentimientos, bailes o momentos del día.
Ha sido considerada como un fenómeno relacionado con los cambios de estado de conciencia y con procesos de sanación chamánica donde el sonido o el movimiento repetitivo, durante un largo período de tiempo, provoca alteraciones en la percepción y la consciencia (sin necesidad de usar alucinógenos).
COLOR Y SONIDO
3
variables para relacionar el sonido y la luz
Tinte
del color y altura del sonido
El
tinte es el aspecto que distinguimos cuando diferenciamos los colores
por los nombres
rojo,
naranja, amarillo, verde, azul, violeta, etc.
La
altura es la variable del sonido que hace que diferenciemos sonidos
graves de
agudos.
Luminosidad
del color y sonoridad
Aquí
se asume que la luminosidad del color tiene un fuerte correlato con
la sonoridad.
Ambas
sensaciones se derivan de un mismo tipo de variable física: la
intensidad. La
lógica
indica que colores claros se deben corresponder con sonidos fuertes,
mientras que
colores
oscuros con sonidos débiles. En los extremos, el negro (la ausencia
de luz) equivaldría
al
silencio (la ausencia de sonido) y el blanco (la máxima percepción
de luminosidad)
equivaldría
al máximo volumen perceptible.
Tamaño
del color y duración del sonido
Existe,
tanto para el color como para el sonido, una tercera variable o
dimensión, sin la
cual
ninguno de los dos fenómenos podría existir para la percepción.
Para el color, esta
dimensión
es el tamaño, sea un área o un volumen, que ocupa el estímulo de
color; para
el
sonido es la extensión temporal o duración del estímulo auditivo.
ARKEGRAMA: correspondencias entre sonidos y notas:
Wassily
Kandinsky, Composition
IV (1911)
«El
amarillo suena como una trompeta tocada con toda la fuerza o un tono
de clarín. El amarillo es un color típicamente terrestre que no
tiene gran profundidad. Enfriado con azul adquiere, como dijimos, un
tono enfermizo. Comparado con el estado de ánimo de un hombre,
podría corresponder a la representación cromática de la locura; no
de la melancolía o la hipocondría, sino de la locura furiosa, la
rabia ciega, el delirio…
El
azul es el color típicamente celeste que desarrolla profundamente el
elemento de quietud. Al sumergirse en el negro toma un matiz de
tristeza inhumana, se hunde en la gravedad, que no tiene ni puede
tener fin… Representado musicalmente, el azul claro correspondería
a una flauta, el oscuro a un violoncello y el más oscuro a los
maravillosos tonos del contrabajo…
El
verde absoluto es en el campo de los colores lo que en el social es
la burguesía: un elemento inmóvil, satisfecho y limitado en todos
los sentidos. El verde es como una vaca, gorda, sana e inmóvil, que
rumiando contempla el mundo con ojos adormilados y bobos…
Musicalmente describiría yo el verde absoluto por medio de los tonos
tranquilos, alargados y semi-profundos del violín…
El
blanco y el negro han sido definidos ya en líneas generales. En una
caracterización más matizada, el blanco, que a veces se considera
un no-color (gracias sobre todo a los impresionistas que “no ven el
blanco en la naturaleza”), es el símbolo de un mundo, donde han
desaparecido todos los colores como cualidades y sustancias
materiales… El blanco suena como un silencio que de pronto puede
comprenderse. Es la nada juvenil o, mejor dicho, la nada anterior al
comienzo, al nacimiento. Quizá la tierra sonaba así en los tiempos
blancos de la era glacial.
El
negro suena interiormente como la nada sin posibilidades, como la
nada muerta después de apagarse el sol, como un silencio eterno sin
futuro y sin esperanza».
Wassily
Kandinsky, De lo
espiritual en el arte